• 21 de diciembre de 2024 07:22

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El Día Internacional del Médico se conmemora el 3 de diciembre de cada año desde 1953. Fue establecido por la Organización Panamericana de la Salud, como homenaje al doctor cubano Carlos Juan Finlay y Barrés, quién descubrió que un mosquito era el vector responsable de la transmisión de la fiebre amarilla.

En México se celebra el 23 de octubre desde 1937, en el marco de la Convención de Sindicatos Médicos Confederados de la República. Esta fecha fue elegida como homenaje al doctor Valentín Gómez Farías, quien inauguró en 1833 el Establecimiento de Ciencias Médicas en la Ciudad de México, antecedente de la Facultad de Medicina de la UNAM.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que hay una escasez de 4.3 millones de médicos, enfermeras y otros trabajadores de la salud en el mundo. En México había cerca de 324,290 médicos registrados en 2021. Esto significa que hay, aproximadamente, 2.5 médicos por cada 1,000 habitantes en México, una cifra menor que el promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que es de 3,5 médicos por cada 1,000 habitantes.

Algunos han destacado en el país por sus aportaciones a la ciencia, la salud y la sociedad. Carlos Juan Finlay y Barrés, médico cubano nacionalizado mexicano, descubrió que el mosquito Aedes aegypti transmite la fiebre amarilla. Matilde Montoya Lafragua, la primera mujer mexicana que obtuvo el título de médica cirujana en 1887, fue una pionera en la lucha por los derechos de las mujeres y la educación femenina. Manuel Gea González, médico cirujano y académico, fue fundador y director del Hospital General de México (primer hospital público y gratuito del país). Ignacio Chávez Sánchez, médico cardiólogo, fundador y director del Instituto Nacional de Cardiología, hoy Instituto Nacional. Fue un innovador en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares y un impulsor de la investigación científica y la formación de especialistas en México. Luis Ernesto Miramontes Cárdenas, químico, ingeniero y profesor, fue el coinventor de la síntesis de la noretisterona, el compuesto activo de la primera píldora anticonceptiva oral. Su descubrimiento fue considerado uno de los más importantes del siglo XX, por su impacto en la salud reproductiva y la liberación femenina.

Otros han sido secretarios de Salud, como José Ángel Córdova Villalobos, médico cirujano y político que enfrentó la pandemia de influenza A (H1N1) en 2009. Julio Frenk Mora, médico, sociólogo y académico, fue el primer mexicano en ocupar el cargo de director adjunto de la Organización Mundial de la Salud. Durante su gestión se creó el Seguro Popular, se amplió el programa de vacunación universal y se fortaleció la regulación sanitaria. Juan Ramón de la Fuente, médico psiquiatra y rector de la UNAM, fue el responsable de la descentralización de los servicios de salud, la ampliación de la cobertura y la calidad de la atención. Jesús Kumate Rodríguez, médico inmunólogo y académico, logró la erradicación de la poliomielitis y el sarampión en México. Guillermo Soberón Acevedo, médico bioquímico y rector de la UNAM; José Narro Robles, exsecretario de Salud, y Luis Enrique Graue Wiechers, ambos exrectores de la UNAM a quienes, injustamente, se les ha denostado para contrastar los deficientes servicios actuales en materia de salud y, si no, ahí están los miles de decesos de personas a consecuencia de la pandemia de covid-19.

Hipócrates, padre de la medicina occidental, creó un texto ético en la antigua Grecia que recoge las obligaciones morales de los médicos para con sus pacientes, con el objetivo de orientarlos en su labor profesional. Este juramento es una tradición que se conserva en muchas universidades del mundo y sirve como rito de iniciación para que los médicos tomen conciencia de su papel a la hora de servir a la sociedad. La pregunta es: ¿lo conocerán los responsables de la salud pública del país? ¿O no?, estimado lector.

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