• 15 de octubre de 2025 22:56

PULSO CIUDADANO

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El grito de independencia: Un ejercicio de conciencia ciudadana.

Siempre había visto el grito de Dolores como un momento icónico casi mitológico, el análisis que se presenta lo transforma en algo más profundo, siendo que detrás de la guerra había un programa de justicia social.

El «derecho a resistir la tiranía» de Francisco Suárez o los derechos de «vida, libertad y propiedad» de la Revolución Francesa no eran conceptos solamente abstractos, sino también una justificación para que un campesino se levantara en armas contra injusticias, como el despojo o maltrato. La opresión tenía el rostro del recaudador y capataz.

Tal vez el arquitecto del proyecto de independencia no era Hidalgo, sino José María Morelos, frases como «Moderar la opulencia y la indigencia» o «aumentar el jornal del pobre», no eran nada más gritos o arengas, sino que traían encima una fuerte carga de los cimientos de una reforma agraria.

El movimiento de Hidalgo se terminó ahogando en su propio desorden a pesar de lo masivo que era, por otro lado, Morelos entendió que sin un congreso, una constitución y tribunales que puedan proteger al más débil contra los abusos de poder, la arbitrariedad, aunque haya causas justas estarán destinadas al fracaso.

La independencia no fue solo un cambio de gobierno, sino también el inicio de una promesa de justicia social que no se ha terminado de cumplir. Para poder atender desafíos actuales que tenemos deberíamos de volver a escuchar las ideas de Morelos como un programa de acción de más de 200 años.

Hidalgo junto con otros personajes fundamentales como Aldama, Allende y Josefa Ortiz no solamente pensaron en una independencia, sino también en un proyecto de nación edificado sobre los principios de justicia y dignidad.

La lucha queda claro no solo era expulsar a los españoles, mucho menos pelearse con la corona española, sino que como es aquel grito histórico, el objetivo era que «Muera el mal gobierno», se buscaba erradicar un sistema opresivo con una idea similar a la historia vivida en la revolución francesa, buscando una protección de los derechos humanos, se tenía un manifiesto donde se exigía libertad, igualdad, educación y finalizar con la pobreza y la injusticia. «Muera el mal gobierno» no era una simple consigna, sino el corazón de la demanda insurgente. Una lucha aspiracionista a tener instituciones justas, leyes que protejan al ciudadano y un sistema que brinde bienestar y felicidad al pueblo.

Es imposible no hacer una comparación con la actualidad y cuestionar que tan lejos estamos de estas aspiraciones después de 200 años, una lucha contra la corrupción, desigualdad, impunidad … Cosas que hoy todavía vivimos.

La reflexión que debemos de tener como mexicanos es volver a analizar la celebración de la independencia de nuestro país. No debería ser un mero ritual o tradición, celebrar la independencia es también homenajear a los héroes que nos dieron patria y libertad, pero homenajearlos con un ejercicio anual de conciencia ciudadana. La independencia y su celebración no es solo recordar el inicio de la historia de los Estados Unidos Mexicanos, sino asumir una responsabilidad de continuar construyendo una nación libre. Que el eco de aquel grito de Dolores nos siga llamando a la acción.

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